Imagenes para Myspace
En su cabeza lleva una bandera, y ya no quiere ser como cualquiera. Una niña en frasco de mujer.
25.9.10
23.9.10
iNTRODUCING ME - NICK JONAS -
Creo que las canciones de necesidad de la rima.
Y no preguntes pero estoy intentando que me crezca bigote.
Yo como el queso, pero sólo en la pizza, por favor
Y a veces en una quesadilla casera
De lo contrario, huele a mis pies.
Y a mi, me gusta mucho cuando la luna se parece a una uña del pie
Y Te amo cuando dices mi nombre.
Si usted quiere saber
Aquí va
Voy a decir esto
La parte de mí que voy a mostrar si estás cerca
Voy a dejar todo lo que ves
Pero recuerda que tú lo has querido
Voy a intentar hacerlo lo mejor posible para impresionar
Pero es más fácil para que puedas tomar una pista sobre el resto
Pero que quieres escuchar lo que vive en mi cerebro
Mi corazón, te lo piden, para su hojeando?
A veces confuso, un poco divertido
Al presentar me
Doo doo, doo doo doo doo to
Doo doo, doo doo doo doo to
La la la la
La la la la la la la la, da
Nunca confíes en un perro a mirar mi comida
Y me gusta el uso de la palabra "amigo"
Como sustantivo, o un adverbio,o un adjetivo.
Y nunca he tenido realmente un coche
Me gusta realmente las guitarras guays y los superhéroes,
Y los controles con una gran cantidad de ceros.
Me encanta el sonido de los violines
Y hacer sonreír a alguien.
Si usted quiere saber
Aquí va
Voy a decir esto
La parte de mí que voy a mostrar si estás cerca
Voy a dejar todo lo que ves
Pero recuerda que tú lo has querido
Voy a intentar hacerlo lo mejor posible para impresionar
Pero es más fácil para que puedas tomar una pista sobre el resto
Pero que quieres escuchar lo que vive en mi cerebro
Mi corazón, te lo piden, para su hojeando?
A veces confuso, un poco divertido
Al presentar me
Bueno, tu sabe probablemente más de lo que siempre esperaste
Así que tenga cuidado cuando preguntes la próxima vez.
Si usted quiere saber
Aquí va
Voy a decir esto
La parte de mí que voy a mostrar si estás cerca
Voy a dejar todo lo que ves
Pero recuerda que tú lo has querido
Voy a intentar hacerlo lo mejor posible para impresionar
Pero es más fácil para que puedas tomar una pista sobre el resto
Pero que quieres escuchar lo que vive en mi cerebro
Mi corazón, te lo piden, para su hojeando?
A veces confuso, un poco divertido
Al presentar me.
Doo doo, doo doo doo doo to
Doo doo, doo doo doo doo to
Doo doo doo doo
Al presentarme
Si Mi Bola De Nieve Hablara ¿Que Diría?
Cada día es tan maravilloso
Y repentinamente, es difícil respirar
Ahora y entonces, me siento insegura
De toda la fama, estoy tan avergonzada
Soy hermosa, no importa lo qué digan
Las palabras no me pueden acabar
Soy hermosa en cada pequeña manera
Sí, las palabras no me pueden acabar
Así que no trates de acabarme hoy
Para todos tus amigos, tu eres delirante
Tan consumido en toda tu condenación
Intentas difícilmente llenar el vacío
La pieza se ha ido y el rompecabezas sin terminar
Así es
Eres hermoso, no importa lo qué digan
Las palabras no te pueden acabar
Eres hermoso en cada pequeña manera
Sí, las palabras no te pueden acabar
No trates de acabarme hoy…
No importa lo qué hacemos
(No importa lo que hacemos)
No importa lo qué digan
(No importa lo que digan)
Somos la canción dentro de la melodía
Llenos de hermosos errores
Y a donde sea que vayamos
(Y a donde sea que vayamos)
El sol siempre brillará
(El sol siempre brillará)
Y mañana puede ser que despertemos de el otro lado
Todas las otras veces
Somos hermosos no importa lo qué digan
Si, las palabras no nos acabarán
Somos hermosos no importa lo qué digan
Si, las palabras no pueden acabarnos
No trates de acabarme hoy
No trates de acabarme hoy
No trates de acabarme hoy
22.9.10

En un pueblito de putas, perras y bufarrones Vio la luz Carolina, una nena con cojones Creció de espaldas al mar y allá por Canelones, Le dieron el primer beso bajo de los pantalones Montevideo, qué bien te veo, que suelten los leones Mi nena ya está cansada de llorar por los rincones Por eso busca un rockero que le regale flores Y que la invite a vivir en un castillo de canciones Pasó la noche y la Caro perdió de a poco el brillo, Todo lo que había tomado la dejó sin apetito, Creyó que yo era un extraño y se enojó conmigo Y se olvidó que juramos para siempre estar unidos Montevideo, qué bien te veo, sobre tus aguas río, Mi nena está tan pasada que no cree en lo que digo, Le dije que estoy casado, que anoche no he dormido, Y que no soy lo que espera, ni un rockero ni un marido Que le diga: “Vámonos a dormir Carolina que llegué hace dos días Y mañana me voy Tengo casa y tengo comida pero nadie me cuida Ni me da el corazón”Si querés mi vida te la puedo regalar, es tan maravilloso lo que sos, no quisiera que cambies, no hace falta para mí.. nada está mal en vos. Toma confianza niña, que me das mucha paz, y ahora te veo mejor, cuando te conocí no tenia de que hablar, el que tenía miedo era yo. Algo demasiado grande, está creciendo en mi pecho, esta melodía es simple, y eso me hace feliz.. Y no había sentido esto, desde que era muy chico, vos sabés que había algo roto, y por eso entraste aquí. Y ahora que aprendía a callarme mi amor, me pedís que hable otra vez, pero yo quiero escucharte a vos, lo que decís me hace bien...
Me gusta estar reposadosi tengo mucho que hacervolver a casa tempranocuando la tarde empieza a caer.Y que la lluvia me mojey secarme con el solllevar mi mente muy lejosdonde nadie estuvo.Me gusta estar abrazadoa mi mujer que es mi diosque quema como como el fuegoque arde alla en el medio del sol Me gusta tener tu risay tu mirada tambiensi los demas tienen prisadejemos todo y a empezar otra vez. Donde vamoscorazon donde vamos, corazon de cristaldonde vamoscorazon de cristal. Me gusta el campo a la nochepara salir a fumarque la luz buena se acerquey el gran secreto me empiece a contar. Que soy feliz con muy pocoun arbol y una mujerun cielo grande, mil estrellasellas nunca me van a dejar caer. Donde vamoscorazon donde vamos, corazon de cristalDonde vamoscorazon de cristal, corazon inmortal.
No conocían el mar
Y se les antojó más triste que en la tele
Pájaros de portugal
Sin dirección, ni alpiste, ni papeles.
Él le dijo "vámonos"
"¿dónde?" le respondió llorando ella.
Lejos del altar mayor
En el velero pobretón de una botella
Despójate el añil redil del alma
De largo con camisa
Devuélveme el mes de abril
Se llamaban abelardo y eloísa
Arcángeles bastardos de la prisa.
Alumbraron el amanecer muertos de frío
Se arroparon con la sensatez del desvarío
Tuyo y mío de vuelta al hogar
Qué vacío deja la ansiedad
Qué vergüenza tendrán sus papás.
Sin alas para volar
Prófugos del instituto y de la cama
Pájaros de portugal
Apenas dos minutos, mala fama
Luego la guardia civil les decomisó
El sudor y la sonrisa
Las postales de estoril, sin posada,
Sin escudos y sin visa
Se llamaban abelardo y eloísa.
Bucearon contra el everest y se ahogaron
Nadie les enseñó a merecer el amparo
De la virgen de la soledad
¡qué pequeña es la luz de los faros!
Buceraron contra el everest y se ahogaron
Nadie les enseñó a merecer el amparo
De la virgen de la soledad
Qué pequeña es la luz de los faros
De quien sueña con la libertad ...
20.9.10
Dormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Sueño
Dormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Sueño
Dormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Sueño
Dormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Dormir-SueñoSueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-SueñoDormir-Sueño














